Por María de los Ángeles Buceta
El señor Claudio Lemesoff retornó a la ciudad
una vez realizados sus estudios universitarios en la ciudad de La Plata.
Recuerda que a su regreso en 1978, su padre ya tenía una empresa
citrícola a la que él ingresó a trabajar. Para ese
entonces eran propietarios de varias hectáreas plantadas con citrus
que poseían mayor cantidad de plantas por lote. (56)
La señor. Ferrari había contraído matrimonio con
el señor Maya. Ella provenía de una familia de citricultores,
pero su esposo no tenía antecedentes de la actividad en su familia.
Juntos decidieron comprar las tierras de los hermanos de la señora
y en 1976 iniciaron su propia empresa familiar con un total de 50 hectáreas
dedicadas al cultivo.(57)
Quinta de la Familia Maya hacia 1970
La década del ´70 aguardaba una nueva
batalla que debió afrontar el sector. Los relatos manifestaron
que hacia estos años surgieron nuevas pestes como la psorosis,
cancrosis, y la mosca de la fruta.
En relación a esto se obtuvieron datos concretos que dan fe de
lo mencionado.
Hacia 1974, la cancrosis, se convirtió en una seria amenaza por
los ataques y daños causados especialmente en las plantaciones
de pomelos. Se trataba de una bacteria que atacaba a los cítricos
provocando perjudiciales daños. La Señora Ferrari comentó:
"En esa época dejó de plantarse el pomelo porque
era el que más las criaba". (58)
Para combatir estas enfermedades fue necesario poner
en práctica nuevos insecticidas fosforados y se realizaron profundos
estudios que dieron respaldo a una serie de medidas de prevención
y control.
Próximamente, los citricultores atravesaron por una situación
muy dolorosa cuando el gobierno exigió, como medida de exterminio,
que se quemen las plantas infectadas. La erradicación de la cancrosis
se llevó adelante en Entre Ríos entre 1976 a 1978. El programa
de eliminación consistía en quemar tanto las plantas infectadas
como las plantas cercanas a aquellas. Al mismo tiempo se adoptaron rigurosas
medidas con el fin de "limpiar" las plantaciones. A partir de
1978 el gobierno autorizó que se llevara a cabo el "Sistema
de Convivencia con la Cancrosis", que residía en realizar
pulverizaciones con productos cúpricos, a las que se sumaban otras
prácticas tales como el uso de variedades más resistentes,
plantación de cortinas forestales y poda de plantas que manifiesten
síntomas de infección.(59)
La señora Higinia Ferrari fue testigo de la pelea en contra de
la enfermedad y denominó al proceso como un crimen:
"La Cancrosis estaba en las plantas del vivero y fueron compradas
y trasladadas a las quintas; ahí se propagó y como no se
sabía combatirla el gobierno mandó a quemar las plantas.
Fue un crimen; estaba la orden de arrancar la quinta y venían y
te la destrozaban" (60)
No caben dudas que el dolor que sintió la señora
fue experimentado por cada una de las familias que veían quemar
sus quintas que en algunos casos tenían más de 15 años
de antigüedad.
Allí quedaron truncas las ilusiones de los productores, cortándose
arbitrariamente largas generaciones de trabajo familiar.
(56) Op. Cit. Entrevista al Sr. Claudio Lemesoff.
(57) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Higilda Ferrari.
(58) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Higinia Ferrari.
(59) Op. Cit. ANDERSON, Catalina y Otros.
(60) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Higinia Ferrari.
La señora Ferrari también nos relató
que:
"Después vino la cura y había
que poner gente a trabajar para que corten las hojas, planta por planta,
y a veces te hacían mal el trabajo y la Cancrosis seguía".(61)
Durante los últimos años de la década,
los conocimientos adquiridos a partir de las investigaciones permitieron
disponer de un paquete tecnológico que otorgaba respuestas a las
necesidades del sector y propició que la producción se recuperara.
Consecutivamente aumentó la demanda de asesoramiento técnico
por parte de los productores y se incorporaron nuevas técnicas
en el manejo del suelo y el cultivo. (62)
Las condiciones mejoraron hacia 1980. La citricultura se estaba recuperando
prósperamente del problema sanitario. Poco a poco el mercado interno
se intensificó y la exportación continuó ofreciendo
excelentes márgenes con nuevos mercados, como Canadá, Europa
del Este, el Sudeste Asiático y los Países Árabes.
Pero, como era de esperarse en una actividad tan dinámica, en los
últimos años el panorama se presentó con significativas
fluctuaciones.
Remitiéndonos a los principios del decenio, se dilucidó
que la actividad se desarrollaba positivamente y los adelantos técnicos
constituyeron el mejor recurso para el campo.
La señora Velasco y su marido representan una de las familias que
escogieron dedicarse al citrus viendo la fructífera situación
que ofrecía la actividad. El matrimonio era propietario de un comercio;
muchos de los clientes del lugar eran citricultores y por ellos conocían
los buenos réditos que ofrecía el cultivo y como impulsaba
al mercado interno y a la creación de actividades relacionadas.
En reticencia al tema comentó:
"Nosotros teníamos un negocio y sentimos la necesidad de cambiar
porque pensábamos que toda la vida no podíamos seguir allí,
porque era muy dinámico y a nosotros se nos venían lo años
encima. Teníamos opciones como las vacas o el cereal, pero teníamos
muchos clientes que se dedicaban al citrus porque en ese momento la actividad
andaba bien". (63)
Fue así como eligieron proponerse al cultivo y
compraron una quinta en Federación, concretamente en Colonia la
Argentina; A continuación, atendiendo a sus necesidades y el desgaste
físico que provocaba el traslado desde Concordia a aquella ciudad,
prefirieron comprar otra finca en Colonia Ayuí en el año
1988. La nueva quinta tenia viejas plantaciones de citrus y demandó
una laboriosa tarea porque debieron reemplazar las plantas que ya no servían.
Acto seguido, buscaron asesoramiento del INTA y sembraron con variedades
óptimas para el tipo de suelo que presentaba el lugar.
Llegar a tomar una decisión tan importante para sus vidas motivó
la necesidad de concretar notables cambios. En primer lugar ninguno de
los dos procedía de familias dedicadas a la agricultura; el señor
había mantenido contacto con el agro, porque su padre cultivaba
algunas verduras cuando residía en Córdoba.
"Lo decidimos entre los dos. Mi marido vino de Córdoba y su
familia tenia algunas plantaciones de papa y batata, por eso sabia un
poco del campo; yo lo único que sabia era distinguir una naranja
de una mandarina". (64)
Durante los primeros años de haber adquirido la
finca, el matrimonio viajaba diariamente de Concordia a Colonia Ayuí.
"Un día el contador y mi marido dijeron: alguien se
tiene que hacer cargo de la quinta. Y me mandaron a mí; yo iba
y venia todo el día de Concordia a la Colonia, en un 147 que andaba
re bien, hacia cuatro viajes al día". (65)
Años después el matrimonio optó por
radicarse de forma definitiva en la quinta. El destino de la producción
estuvo orientado a la exportación desde el primer momento. Por
esto las variedades cultivadas tenían relación directa con
aquel fin.
"En la quinta se empezó con mandarina campeona y común
y ya en el '88 había lo que se llamaba cambio de copa y estas dos
variedades se convirtieron en mandarinas novas
después de
otro cambio de copa se convirtieron en murcott". (66)
La señora se define como una persona abierta al
cambio y a las innovaciones necesarias para el progreso citrícola
y reconoce que el sector es muy cerrado a estas concepciones pero que
no hay que bajar los brazos y continuar trabajando.
Durante la mayor parte de la década, la citricultura prosiguió
creciendo positivamente y se sumaron muchas familias que pasaron a formar
parte de lo que se denominó "pequeños y medianos productores",
definidos por la cantidad de hectáreas con las que contaban.
Los primeros inconvenientes se divisaron hacia fines del '80. La actividad
comienza a atravesar una crisis, producto de la crisis socioeconómica
que convulsionaba al país, que afectó seriamente a estos
productores, con menor poder de negociación para la venta de su
fruta y además con menor capacidad financiera para compensar la
situación.
La caída de los precios de la fruta y el aumento de casi 20 veces
más de los insumos, por la dolarización, determinaron un
importante encarecimiento de los costos en términos de producción,
lo que hizo cada vez mas difícil realizar una administración
adecuada de las plantaciones. (67)
Más tarde, de los últimos meses del `88 hasta abril del
`89 la región sufrió una prolongada sequía que ocasionó
importantes perjuicios como considerables pérdidas, disminución
del valor comercial, deterioro del estado vegetativo de las plantas, entre
otros daños.
Frente a las consecuencias del factor climático, los citricultores
debieron ingeniárselas para regar a costos accesibles. En cambio
las grandes empresas e importantes fincas accedieron a la instalación
de equipos de riego localizados, que se convirtió en la innovación
del decenio y fue difundido hacia los '90. El panorama continúo
empeorando y los productores buscaron salidas requiriendo el apoyo del
Gobierno. Fue así como en el mes de agosto de 1989, un grupo de
representantes de la comisión de citricultores se dirigió
a la capital nacional para entrevistarse con el entonces Presidente Carlos
Saúl Menem. Los reclamos se relacionaban con las altas retenciones
impuestas a las exportaciones, las elevadas tarifas portuarias y los abultados
gravámenes que pagaban por la importación de agroquímicos.
Las inquietudes recibieron buen eco y el Presidente resolvió que
se trabajaría en el tema. (68)
La década del '90 constituye un periodo agitado de la historia
argentina, y la citricultura no quedó al margen de los acontecimientos.
Durante este periodo, muchos citricultores no encontraron otra salida
y tuvieron que abandonar la profesión.
Los relatos recuerdan que:
"Hay muchas fincas que ya no están,
como los Scordia; todos los que se fueron estaban muy mal económicamente
se ven muchas quintas abandonadas cerca de Concordia". (69)
En 1991 la familia Bovino vendió la fabrica Pindapoy, que pasó
a otros dueños, después de más de 50 años
en los que brindó prosperidad e infortunios; la familia se vio
obligada a desprenderse de la industria, pero no significó que
abandonaran la actividad.
El señor Próspero Bovino señaló que su continuidad
se debe a:
"Principalmente por tradición familiar, porque conozco
el trabajo,
le tengo cariño". (70)
La familia Malvasio también se vio afectada por
la crisis económica. La sociedad continuó trabajando como
tal hasta el '90, luego algunos de los hermanos eligieron separarse y
solo dos de ellos prosiguieron, el padre y el tío del Señor
Roberto.
El señor Felipe Colugnatti, frente a los duros años que
se avecinaban, prefirió centrarse en el trabajo de viverista, alejándose
de la citricultura. El Señor sostuvo que:
"La quinta se cuidaba por tradición y porque era otra
salida, pero siempre se la ayudó con otra cosa porque los márgenes
no eran muy grandes y menos de una época hasta ahora. Hace ocho
años (década del '90), yo me dedico al vivero".
(71)
El señor Claudio Lemesoff también reconoció
que fueron épocas muy duras para los productores, que obtenía
absurdos análisis económicos por los insuficientes márgenes,
pero que de todos modos los citricultores continuaron plantando.
Su observación coincide con los datos alcanzados mediante el análisis
de los censos citrícolas realizados en esos años que plantean
una aceleración del ritmo de crecimiento atribuido al supuesto
de mejores condiciones climáticas, que décadas anteriores
provocaban elevadas pérdidas.
Los testimonios que hacen referencia expresan los cambios climáticos
que ellos percibieron:
"Yo creo que antes hacia mas frío que ahora
en
el '95 hubo una helada que nos tiró todas las naranjas".
(72)
(61) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Higinia Ferrari.
(62) Op. Cit. Informe AIANER. 2000.
(63) Data. Entrevista a la Sra. Estela Velasco. Colonia Ayuí. 13
de septiembre de 2005.
(64) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Estela Velazco.
(65) Ibídem.
(66) Ibídem.
(67) Asociación de Citricultores de Concordia. Boletín Trimestral.
Mayo 1989.
(68) Asociación de Citricultores de Concordia. Memoria y Balance.
Ejercicio 1988/89.
(69) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Estela Velasco.
(70) Op. Cit. Entrevista al Sr. Próspero Bovino.
(71) Op. Cit. Entrevista al Sr. Felipe Colugnatti.
(72) Op. Cit. Entrevista a la Sra. Higinia Ferrari.
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