Luego de haber consensuado y expuesto personalmente
cada experiencia, entendimos que la actividad citrícola cumple
un papel primordial y articulador en el ámbito socio-económico.
Primordial, porque se ha mantenido vigente y en continuo desarrollo durante
casi un siglo, porque, más allá que el punto de partida
de nuestro trabajo se concentre en el año 1936, la citricultura
se encontraba en crecimiento desde mucho tiempo antes.
Articuladora porque origina actividades conexas, que abarcan desde las
directas como el empleo de mano de obra, hasta las indirectas en el caso
de comercios, entre otros.
Teníamos presente que vivimos en una región dedicada desde
antaño al citrus, pero en las largas horas de trabajo y esfuerzo,
tuvimos la certeza de que es una verdadera cultura que nos identifica.
Fue una tarea difícil porque debíamos narrar un proceso
histórico que se remonta a principios del siglo XX y culmina en
el año 2005, sabiendo que ello representa la posibilidad de que
exista un margen de error por la falta de perspectiva histórica
en los últimos cinco años. Quizás era pretencioso
nuestro objetivo pero no imposible de cumplir.
Ahora bien, el trabajo nos permitió descubrir a través de
los actores sociales, que hay una gran proporción de familias que
se mantienen en la actividad iniciadas en 1936; estando más presente
en el Departamento de Federación que en el de Concordia.
Es destacada la formación de grandes firmas citricolas que han
absorbido a las quintas familiares, otorgando un gran impulso comercial
con visión internacional. Además se presentaron oportunidades
de nuevas actividades económicas que han desplazado al citrus,
como las plantaciones de arándano y forestación.
Los relatos coinciden en que muchas familias propulsoras de la actividad,
abandonaron la labor debido a las diferentes crisis por las que atravesó
el país, pero no se deben descartar factores influyentes como los
requisitos exigidos por los entes reguladores para lograr competir en
el mercado internacional, que en los últimos tiempos han sido más
severos.
Sin embargo, no deja de sorprender que muchas familias frutícolas
continúan en la esta tarea desde los inicios del cultivo.
En los historiales, el citrus comenzó siendo parte del paisaje
de los inmigrantes; luego llegó a ser utilizado como cortina de
vientos para transformarse, posteriormente, en un producto posible de
comercialización y obtener de ello pequeños réditos
que ayudaban al sustento familiar.
Las quintas familiares no eran muy extensas, pero allí se podían
encontrar cultivos de alimentos como vid, maní, maíz, tártaro,
lino, olivo, cerezas, duraznos, etc.; también se criaban animales
de granja para consumo y comercio.
La erradicación de la vid, promovida por el Decreto de 1935, marco
un antes y un después en el avance de la citricultura, porque provocó
el cambio de cultivo. El hecho de que la actividad elegida haya sido la
citricultura no fue casual, intervinieron las motivaciones personales
y las particulares condiciones del suelo.
Los primeros protagonistas fueron los encargados de transmitir esta cultura
a su descendencia, que adaptándola a su tiempo, continuaron trabajando
e innovando el sector. Esta enseñanza generacional, de padres a
hijos, permitió que la citricultura persevere en el tiempo.
En Federación se presentaron los índices más altos
de familias que se incorporaron al sector entre 1945 y 1955. Mientras
que en Concordia este período representa el mayor auge de la actividad
motivado por el gran movimiento agroindustrial.
Distinguimos que a fines de los '80, muchas familias se incorporaron al
sector, debido al magno nivel internacional que había adquirido
la comercialización del fruto. Estas nuevas familias, sin tener
antecedentes en la labor, personifican otra posibilidad de iniciación
en la citricultura.
Las nuevas generaciones le han otorgado al sector un enfoque de carácter
empresarial, promovido por los cambios y el crecimiento a nivel mundial.
Esta ocupación agrícola, al igual que todo el campo argentino,
se ha ido modificando en varios aspectos. En proporción al área
técnica se observan muchos avances e infinidad de ejemplos; en
relación al manejo de la tierra los cambios se atañen a
la rotación, el arado, abono, utilización de herbicidas,
ocupación del terreno y demás cuidados.
En lo que respecta al comercio, varió la forma de lucir los frutos,
el destino de la producción, orientado a Europa y Asia; los medios
de transportes, los acuerdos de venta, las condiciones pre-establecidas
por los mercados internacionales, que incluyen desde la colocación
del precio de la fruta hasta los cuidados fitosanitarios.
Por otro lado el aumento en la diversificación varietal, con la
aparición de variedades más tempranas y/o tardías,
y la incorporación del pomelo en la comercialización, la
convierten en una de las actividades agrícolas con un período
de cosecha que ocupa gran parte del año.
Aumento en la densidad de las plantaciones protegida con la introducción
de cortinas forestales que rodean las quintas; control de heladas y creación
de programas de obtención y distribución de material cítricos
monitoreados por el INTA; asesoramiento técnico de ingenieros especializados;
utilización de técnicas actuales y de máquinas de
alta tecnología, representan algunos de los notables cambios por
los que atravesó el sector.
Todas las modificaciones ocurridas desde los inicios de la actividad en
la zona, hasta la actualidad le confieren a la fruta características
organolépticas (color, sabor y aroma) que la hacen apreciable en
los más exigentes mercados del mundo.
La permanencia más relevante que identificamos es el requerimiento
del hombre para trabajos de cosecha, raleo, embalaje y podas, ya que no
existe máquina que sustituya la mano del hombre.
No se puede dejar de mencionar las limitaciones y contrariedades que conocimos
de la citricultura regional durante el lapso de la investigación
y pueden ser origen de próximos estudios.
Los productores manifestaron la ausencia de una "política
citrícola", lo que genera un desaprovechamiento de oportunidades
de inversión y de acceso a mercados prometedores.
El sector expresó que la situación se encuentra agravada
por una legislación tributaria con altos gravámenes absurdos
de cumplir.
Otro aspecto recurrente son las trabas comerciales que, basándose
en cuidados sanitarios, sólo buscan proteger a los países
que las imponen.
Se destacó la necesidad de fomentar un mercado interno que incentive
el consumo, alcanzándose a concretar, apostando a varias alternativas
como las publicidades y la instauración de Cooperativas encargadas
de la divulgación.
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